La ecografía ocular es una técnica de diagnóstico por imagen que estudia las estructuras del globo ocular y las estructuras anexas a la órbita (músculos, glándula lagrimal, grasa orbitaria, etc.) mediante ultrasonidos.

Al igual que las ecografías abdominales o de otras partes del cuerpo, para realizar una ecografía ocular se extiende un gel sobre la piel del paciente (en este caso el párpado, aunque se puede realizar directamente sobre el globo ocular) y se pone en contacto la sonda del ecógrafo con dicho gel para obtener las imágenes.

La ecografía ocular no requiere ningún tipo de preparación previa, aunque se sugiere evitar la aplicación de maquillaje en la zona periocular. Dura no más de 5 minutos y la única molestia que se puede notar es si el gel, de forma accidental, entra en contacto con la superficie ocular (aunque no es tóxico ni conlleva riesgo alguno, en algunos pacientes puede ser molesto). Por ello, se aplica una gota de anestésico tópico en el ojo antes de la exploración.

Existen 3 tipos de estudios que se pueden realizar con ecografía ocular:

  • La ecografía B, que es la más común y con la que se suele obtener la mayoría de los diagnósticos. Ofrece una imagen en blanco y negro y en dos dimensiones en forma de sección de las estructuras que atraviesa el ultrasonido.
  • La ecografía A, que, en caso de duda, se centra más en el estudio de la composición interna de las lesiones que se han hallado con la ecografía B. Es más exacta a la hora de hacer mediciones.
  • La ultrabiomicroscopía (UBM) que está enfocada en el estudio de la parte anterior del ojo (córnea, ángulo iridocorneal, iris y cristalino).